La expresión “caminar hacia la luz” no había tenido tanto sentido hasta que nació Pavegen, la baldosa capaz de transformar la fuerza de las pisadas de los viandantes en electricidad, que se puede utilizar para iluminar las calles, cargar el móvil o hasta encender las luces el árbol de navidad. Un, dos, tres, ¡luz!; un, dos tres, ¡luz!; un, dos, tres, ¡luz!… los pasos que demos jamás volverán a ser pasos perdidos. Pavegen se encarga de buscarles un beneficio para todos. Especialmente para el bolsillo de las ciudades, que se ahorran un pastizal en alumbrado, pero también para el entorno, que de tanta energía no renovable lo estamos apretando hasta dejarlo sin respiración.
Estas baldosas luminosas que habrían hecho las delicias de Dorothy en El Mago de Oz no son un cuento, sino un proyecto del joven Laurence Kemball Cook, un ingeniero londinense dispuesto a iluminar el mundo con su invento que, por cierto, se acaba de llevar el premio a la mejor idea para ahorrar energía en los PEA Awards. Además, Laurence fue el ganador global de estos galardones, que reconocen ideas innovadoras que “marcan una diferencia en la agenda verde”, tal y como lo definen sus fundadores.
El procedimiento por el que funcionan las baldosas luminosas es simple: uno anda o salta encima y genera energía. Cuanto mayor es el paso (y el peso sobre ellas), más energía. Explica Kemball: “imaginaos el potencial de una ciudad pavimentada con ellas”. Asegura que con sus baldosas, “con cada paso de cada español sobre ellas se generaría suficiente energía como para iluminar un monumento como el Palacio de Correos (hoy Ayuntamiento de Madrid) durante más de 70 días”. ¿No queremos ahorrar en alumbrado? Pues eso.
“¡¡Alcaldes y alcaldesas del mundo, hay solución y está justo bajo nuestros pies!!”, habría que decirles.
El británico asegura que comenzó a gestar Pavegen en sus trayectos diarios hacia el trabajo: “Si en ese recorrido pudiéramos generar energía, sería fabuloso”, se dijo. Lo puso en práctica y hoy su invento ya colabora con celebraciones como la última maratón de París, donde se colocaron 176 baldosas para recoger la energía de los corredores, mientras una aplicación inalámbrica llevaba la información sobre la corriente generada a unos monitores que, también, funcionaban gracias a las pisadas humanas. Sencillo. Y brillante, nunca mejor dicho. Pero sobre todo, ahorrador, porque una de las grandes quejas de los ayuntamientos suele ser lo mucho que cuesta encender, por ejemplo, las luces navideñas. Las ciudades del futuro, esas que no derrochan y son capaces de reinvertir sus recursos, están a pocos pasos de distancia gracias a ingenios como este.
Schneider Electric Paris Marathon 2013 with Pavegen from Pavegen Systems on Vimeo.