En la reciente Cumbre de París sobre el clima, los más soñadores imaginaban un mundo donde el combustible fuera absolutamente limpio, abundante y barato. Cero emisiones de gases contaminantes; 100% aire saludable. Pues tal vez ese paraíso sostenible está más cerca de lo que suponían gracias a los motores de agua.
Sí, coches propulsados por H2O. Te acercas a una fuente, llenas el depósito y sigues el camino. Suena a locura, ¿verdad? Pues sigue leyendo. El verdadero combustible está en el hidrógeno que contiene el agua, una potente fuente de energía para la automoción, como ya han demostrado diferentes modelos de motores desarrollados por la industria.
Pero un motor de agua no es exactamente un motor de hidrógeno. Para entender la diferencia, empecemos por explicar cómo funciona este último: los coches llevan una pila de hidrógeno donde, por una reacción química, se oxida ese gas liberando energía y produciendo vapor de agua, el único rastro que dejaría un coche a su paso. Adiós a esas nubes negras de humo que salen del tubo de escape, el vapor de agua no deja huella.
Pero el problema está en cómo conseguir el tipo de hidrógeno adecuado y en facilitar esa reacción química que produce energía. Aquí es donde surgen dos inconvenientes:
- La forma más barata de conseguir el hidrógeno que necesitamos idóneo es procesando gas natural, un combustible fósil, de manera que se genera mucho CO2. Por tanto, esta opción no sería una solución realmente limpia.
- Por otro lado para obtener energía, el hidrogeno tiene que reaccionar con otros materiales que son costosos y no biodegradables, como el platino. Lo que deja a los motores de hidrógeno en una posición no tan limpia como la que queremos.
El gran avance que ofrecen los motores de agua es que eliminan esos dos inconvenientes. La solución la ha encontrado un equipo de científicos de la Universidad de Indiana, que ha desarrollado una enzima capaz de ‘sacar’ el hidrógeno del agua a través de un proceso biológico y de hacerlo reaccionar para producir energía.
Ese elemento químico milagroso se llama P22-Hyd, cuesta muy poco producirlo y es biodegradable. ¿Alguien da más? Ahora es el turno de los ingenieros, para que creen la pila de hidrógeno y la adapten a los motores, para lograr coches propulsados por agua.
Lo que todavía no tienen claro los expertos es qué pasaría si millones de vehículos demandaran el agua como combustible, ¿sería posible utilizar el agua marina para obtener el mismo proceso? ¿se podría garantizar el abastecimiento? De momento la respuesta sigue en el aire, evaporándose cada vez que se plantea la situación.
Es lo que tiene la ciencia, cada vez que responde a una pregunta, genera otras nuevas…