Eventos deportivos, una mina para las economías

Juegos Olímpicos Economía

¿A quién no le gusta que su país sea conocido en todo el mundo como el mejor en un deporte? A todos, y más cuando es el protagonista. Y no estamos hablando de levantar un trofeo o vestirnos con nuestros colores, que también nos gusta. No. Nos estamos refiriendo a organizar un torneo deportivo. Da imagen, da protagonismo… ¿y dinero?

El eterno dilema de los eventos deportivos volvió a salir a la palestra con las Olimpiadas de Río de Janeiro, en Brasil. Y, una vez más, la polémica estaba servida: ¿estaba Río preparada económica, política y socialmente para un evento de estas dimensiones? La cuestión suele pasar por pensar en qué consecuencias económicas tienen unos Juegos Olímpicos, un Mundial o una Eurocopa de fútbol. Dicho de otra manera: ¿compensa o no realizarlas? Por norma general, sí, y la historia se ha encargado de demostrarlo:

• Los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992: El coste total fue de 6.728 millones de euros, y su impacto económico de 18.678 millones. Casi el triple. No cabe duda de que fueron un éxito y se han convertido en todo un caso de estudio.
• En los JJOO de Sydney 2000, el número de noches de hotel contratadas fue de 71.346 millones, mientras que el año anterior fueron 57.233 millones. Los hoteles colgaron el cartel de lleno.
• Gracias al Mundial de Sudáfrica de 2010 el gasto en el país creció: los extranjeros gastaron unos 400 millones de euros, lo que elevó un 3% el crecimiento del país.
Eurocopa de Francia 2016: se estima que se generaron más de 1.200 millones de euros. Sale a cuenta de momento, y más teniendo en cuenta que el coste del evento para el país fue de 160 millones.
• Para los JJOO de Brasil se gastaron cerca de 6.300 millones de euros. Y su impacto lo veremos en unos meses. Si está por encima, será un éxito rotundo.

Además del dinero que se gana en el momento, la celebración de estos eventos son una mina de oro a largo plazo porque generan ROI. O dicho de otra manera, el retorno de inversión. Y eso se nota en varios aspectos. Económicos, claro. Ahí van algunos:

• Aumento del turismo: Sudáfrica recibió 300.000 visitantes solo para ver la Copa del Mundo. Años después, el país sigue estrenando rutas aéreas para atraer a más. La última entre Madrid y Johannesburgo.
• Creación de puestos de trabajo: solo la Eurocopa de Francia creó 16.000 empleos. Una cifra elevada teniendo en cuenta que el evento solo duró un mes.
• Infraestructura en vías de comunicación: estas Olimpiadas de Río de Janeiro dejarán como recuerdo una línea de metro de 16 kilómetros y seis estaciones que serán usadas por más de 300.000 personas. ¡El avance de las comunicaciones!
• Atracción de inversiones de nuevas compañías. Cuando un país se convierte en el escaparate mundial, ¿quién no quiere estar presente como cartel publicitario?
• Aumento en el comercio y del PIB nacional. Los Juegos de Atlanta 96 impactaron en el PIB de Georgia en un 2,45% durante el año olímpico. No podemos decir que los resultados fueran malos 😉
Por el momento, y pese al descontento de su población, Río augura la llegada de 500.000 visitantes olímpicos que se espera favorezcan ese retorno de inversión e impulsen la economía.
Ahora entenderás que la alegría que, por lo general, se contagia en un país al celebrar un evento deportivo va más allá de colores, banderas y acentos. Incluye repercusión mediática, inversión extranjera, creación de empleo y una larga lista de etcéteras. Además, y a título personal, en un futuro siempre recordarás del año en que tu país fue el centro del mundo. Y eso, no vamos a negarlo, ¡nos encanta! ¿no?

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