Reconoce que cuando llega diciembre lo que más te gusta después de las vacaciones y las cenas con amigos, es la cesta de Navidad. Un buen jamón, queso, chorizo, turrón, mazapanes, bombones, polvorones, varias botellas de vino y cava y algunas latas de conservas. Vamos, un kit completo de los productos que representan la Navidad. Algo así como el índice bursátil del momento.
Se trata de una especie de cesta, de acciones en este caso, que representa una amplia muestra de una industria, sector o economía nacional.
Sí la cesta de Navidad recoge los productos típicos de esta temporada, el índice bursátil hace lo mismo, pero con empresas o países. La única diferencia es que, evidentemente, no se come.
El índice más antiguo es el Dow Jones de EEUU, pero para que juguemos en casa, el ejemplo lo tenemos en el Ibex35. Es un índice que aglutina a las 35 mayores empresas de España. Y todas ellas tienen en común que son españolas y que son grandes compañías. Lo que hace es calcular de forma conjunta la fuerza o debilidad media de esos valores o acciones incluidos en el índice. Seguro que alguna vez has escuchado “el Ibex35 ha subido” o “La Bolsa ha perdido”. Pues ese es el resultado de la media del valor de las 35 empresas.
Es verdad que a veces dentro de este índice puede haber varias empresas de un sector, como ocurre con la cesta de Navidad cuando tenemos turrón de chocolate, turrón con almendras o turrón blando. Pero todas son indispensables ya que solo estando todas consiguen una representación más fiel de la realidad económica. ¿O acaso no necesitas por igual al jamón y al queso en la cena de Navidad? Pues ahora cada vez que tires de la cesta navideña sabrás que hay otra que no se pone en la mesa pero que está formada por los valores más representativos del momento, económicamente hablando, claro.