Un camarero, después de muchos años tras la barra de un bar frecuentado por universitarios, reveló a un cliente uno de sus trucos para sacar más rentabilidad al negocio: “Mi experiencia es que muchos jóvenes se largan pagando menos cervezas de las que consumen, así que cuando no me fio, les suelo dejar una buena capa de espuma en la caña. Es mi manera de compensar el riesgo”.
Y eso nos lleva a hacernos una pregunta: ¿acaso los cerebros financieros frecuentan los bares españoles? Seguro que sí, aunque no parece que el mecanismo de la prima de riesgo se les haya ocurrido viendo servir cerveza a universitarios cortos de liquidez. Más bien responde a un concepto básico que manejan desde pequeños comerciantes hasta gurús de la economía: se trata de cubrirse las espaldas.
Los países, como las empresas y los particulares, piden créditos para llegar a fin de mes (o de año). Sobre todo se los piden a los bancos y a otros países. Cuando alguien presta dinero lo primero que quiere saber es si se lo van a devolver. En este caso es igual. Con alguien fiable no habrá problema, pero cuando las finanzas andan renqueantes, se disparan las alarmas.
En Europa han creado un ‘alarmómetro’ para saber con quién se están jugando los cuartos. En primer lugar han tomado como referencia al cachas, el hermano mayor que marca músculo y cuyas finanzas parecen a prueba de bomba… Alemania, claro. Ese país pide prestado como los demás, pero nadie duda de que los alemanes siempre lo van a devolver en su momento.
Vale, ellos son la referencia: obtienen dinero a cambio de un interés X. Si fuera un cliente en el bar de nuestro amigo, su cerveza siempre llegaría al borde del vaso. Pero viene otro país (no mencionemos nombres) con cara de tener los bolsillos vacíos y pide prestado. Como aumenta el peligro de que o no lo devuelva o lo devuelva mal y tarde, los que le dan el dinero le exigen más intereses que a Alemania (X+1, X+2… X+10) y de esa forman compensan el riesgo. La capa de espuma de la caña crece. Y crecerá más o menos dependiendo de si se fían más o menos del país.
Pues esa diferencia entre el interés con que le prestan a Alemania y el que le piden a otros países es la ‘prima de riesgo’. Holanda, por ejemplo, tiene una capa de espuma muy finita y la de Grecia llega a la mitad del vaso.
Como se ve, las claves económicas se ventilan cada día sobre la barra de un bar…