En las típicas listas de lo que más nos preocupa últimamente, la economía es una de nuestras prioridades (la salud y el amor lo dejamos para otros análisis). De modo que si alguien nos ayuda a manejar nuestras finanzas, seguro que nos interesa. Y si para ello utiliza la tecnología, que hace todo más fácil y accesible, la oferta se convierte en irresistible.
Ahí tenemos una fórmula de éxito empresarial: tecnología + finanzas = ‘fintech’. Sí, es cierto que el nombre no es que sea muy original, pero lo que importa es lo que puedes conseguir con ello. Este término (acrónimo de finantial technologies) ya lo han registrado los norteamericanos para referirse a las start-ups que crean herramientas (aplicaciones) con las que realizar todo tipo de operaciones económicas: pagos, transacciones, transferencias, compra y venta de valores, intercambios de divisas, aportaciones de capital…
Hoy todo debe ser móvil e inmediato, y en ello ponen sus neuronas cientos de desarrolladores que pretenden que llegues a manejar tus finanzas, o las de tu empresa, con una mano y desde cualquier lugar. Hablamos de un gran negocio, porque la demanda de este tipo de tecnologías es ya enorme.
Según un reciente estudio, en España ya hay 83 compañías ‘fintech’. Por ejemplo, Mooverang es una de ellas (respaldada por la OCU): tú le pasas tus cuentas bancarias y te ayuda a gestionarlas según tus necesidades. Lo que viene siendo un asesor a tamaño “de bolsillo”.
Además, no solo se trata de facilitar operaciones, sino también de seguir proporcionando asesoramiento, información y análisis para controlar y organizar los presupuestos (domésticos o empresariales). Ya hay muchas aplicaciones dedicadas a eso, que sumadas a las innovaciones de las fintech construirán un entorno financiero con un objetivo fundamental: la autogestión económica de los clientes y usuarios.
¿Te imaginabas siendo un inversor en Wall Street? ¿O comprando divisas en el mercado de Londres? ¿O llenando tu monedero digital al instante mientras estás de viaje en el otro extremo del mundo? ¿O contribuyendo a una buena causa pulsando un botón en el móvil? ¡Y todo eso desde tu sofá y con un pijama como uniforme! Es el ‘efecto fintech’…