Las gafas de realidad virtual hubieran sido el sueño hecho realidad de Albert Einstein, un mundo donde el espacio y el tiempo son conceptos que puedes manejar a tu voluntad. Porque al fin y al cabo, lo que ves es lo que existe y con esos dispositivos puedes hacer que exista lo que quieras.
Bueno, teóricamente es posible, en la práctica… aún no porque las gafas de realidad virtual más prometedoras están todavía en el horno de los desarrolladores, aunque a punto de ser comercializadas. 2016 va a ser su año.
La industria de los juegos de realidad virtual se frota las manos ante una avalancha de peticiones por parte de los consumidores una vez lleguen al mercado. Dos son los dispositivos que parten con ventaja, el Oculus Rift, de la compañía Oculus VR (comprada en 2014 por Facebook), y el Project Morpheus de Sony, diseñada como complemento de la PlayStation.
La batalla comercial va a ser cruenta y la ganará el que antes consiga el propósito que persiguen todos: hacer que el usuario piense que forma parte del juego. Inmersión total en una realidad virtual que sea capaz de reproducir cada detalle del mundo real y que a la vez te haga ver lo que en otras circunstancias no verías.
Con esas características, hablar solo de juegos es limitarse mucho. Las posibilidades son espectaculares en otros campos. Quizá en muy poco tiempo los estudiantes se coloquen unas gafas de realidad virtual para recorrer desde clase el museo del Louvre o los yacimientos arqueológicos de Egipto. Y los futuros pilotos aéreos hagan sus prácticas tan reales como seguras. Si lo imaginas, puede ser real.
Probablemente también los diseñadores podrán mostrar así sus obras virtuales y los interioristas decorarán las casas sabiendo exactamente cómo quedará el conjunto. ¿Quieres comprarte una vivienda? No te desplaces a verla, ponte las gafas y haz las obras que quieras para conocer sus posibilidades.
No todo son suposiciones y teorías, actualmente existen grupos de universitarios que empleando las gafas Hololens de Microsoft llevan a cabo una serie de proyectos: futuros médicos aprendiendo anatomía y estudiantes de ingeniería aprendiendo a construir estructuras o a diseñar piezas con hologramas que pueden manipular. La propia NASA ya está estudiando este modelo en la simulación de sus misiones. Y si nos han llevado al espacio en poco más que una lata… imagina lo que podrían hacer con realidad virtual.
No falta mucho para que este mundo de oler, ver y tocar se nos quede pequeño. La alternativa es demasiado atractiva: crear nuestro propio universo en el que ser como dioses (de andar por casa), haciendo y deshaciendo todo. Si Einstein levantara la cabeza… se pondría unas gafas.
