¿Qué espera una persona de su lugar de trabajo? Si tuviéramos que explicarlo de forma muy sencilla y resumida, podríamos decir que contar con las oportunidades para mejorar como profesional día a día. Pero, ¿qué ocurre con la satisfacción a nivel personal? En EVO sabemos que contamos con un equipo altamente cualificado, con iniciativa y espíritu de mejora continua: lo vemos constantemente.
Pero nuestro equipo también cuenta con una enorme calidad humana y así lo demuestran cada vez que hay una convocatoria de voluntariado corporativo, porque las personas que quieren echar una mano son muchísimas.
¿Por qué hablamos de esto? Pues porque por segundo año consecutivo hemos participado en el cierre del Programa Campus 2019 de la Fundación A LA PAR, una edición en la que hemos aportado lo mejor que tenemos: el talento y el compromiso de 10 profesionales de EVO Banco de distintas áreas, que han colaborado durante meses como mentores de 10 jóvenes con discapacidad intelectual, guiándoles en sus primeros pasos en el mundo laboral.
Este novedoso programa les facilita el acceso a formación superior avalada por una universidad y les abre las puertas a empleos más cualificados. Se trata de inclusión y de abrir puertas para que nadie se quede atrás.
La experiencia, única y enriquecedora para todos, ha ayudado a nuestros compañeros a crecer a nivel personal, a mejorar sus habilidades de comunicación y empatía y a poner en el centro al alumno y sus necesidades. ¿El aprendizaje? Todos coinciden en que ha sido mutuo porque han tenido que salir de su zona de confort para aprender a relacionarse con personas con habilidades diferentes. Las sesiones de coaching del programa también les ayudaron a tener una perspectiva y un enfoque adecuado y respetuoso sobre cómo guiarles.
Pero ante todo estamos hablando de personas, por lo que el primer reto que asumieron fue crear una atmósfera cercana y de confianza: era la base para empezar a planificar las sesiones y trabajar conjuntamente. Y escuchar. Escuchar mucho a los “mentees” para conocer sus intereses y los asuntos que querían reforzar. La motivación, las ganas de influir positivamente en los jóvenes y ayudarles en estos momentos iniciales de su vida laboral han sido un continuo durante todo este viaje.
El programa acaba de concluir y la sensación es agridulce: por una parte, está la satisfacción de ver la evolución positiva de estos 10 jóvenes; por otra, la añoranza de los encuentros mensuales, de compartir miedos y confidencias, de conocer los deseos de un futuro prometedor. Los mentores se sienten ahora mejores seres humanos y tienen la certeza de haber vivido una experiencia única. ¿Lo recomiendan? ¡Pues claro que sí! Y es que no hay nada como la sensación del trabajo bien hecho.
A Christian, Itziar, Cristina, Alfonso, Mónica, Francisco, Bárbara, Laura y Francisco Javier, los mentores de este año, solo podemos agradecerles que hayan dado lo mejor que tiene EVO: su talento y compromiso.