Nos gusta dormir. Es algo que nos recordamos cada mañana cuando suena el despertador y que estiramos al máximo durante los fines de semana. La cuestión es que no siempre podemos descansar como nos gustaría. Un buen descanso no tiene precio y por eso se está invirtiendo mucho dinero en el desarrollo de sistemas que prometen resultados asombrosos.
Entornos relajantes para dormir a pierna suelta
Nuestra vieja amiga la domótica entra en el dormitorio para llenarlo de sensores que registrarán cada detalle de nuestro descanso. No es que vengan a espiar, vienen a ayudarnos a dormir mejor. Regularán la temperatura de nuestra habitación si detectan que tenemos frío o calor, o ajustarán la iluminación para ayudar a relajarnos o a que nuestro despertar sea más suave.
Tecno-pijamas. Ropa que te cuida
La tecnología wearable es una realidad: ropa con sensores conectados a sistemas informáticos para recoger todas las variables de nuestro cuerpo (temperatura, ritmo cardíaco, segregación de enzimas…). Un doctor pegado a la piel.
Esto aplicado a los pijamas proporcionará una información muy valiosa de nuestra manera de dormir para que el sistema de domótica adapte el entorno, modifique la rigidez del colchón o avise a emergencias en caso de algún problema de salud. Si Robocop fuera real… así sería su pijama.
Camas inteligentes. Solo les falta cantar nanas
Hace unos días se presentó en el Consumer Electronics Show (CES) de Las Vegas la It Bed, una cama equipada con diferentes sensores biométricos para averiguar la forma en que duermes: movimientos, agitación, ritmo cardíaco, frecuencia respiratoria, tiempo de sueño… Todo queda registrado en una aplicación que además te sugiere cómo cambiar algunos hábitos para mejorar el descanso.
Desde hace tiempo existen modelos que distinguen a las personas que la utilizan, de manera que si compartes colchón, registrará los datos de ambos cuerpos y podrá aportar soluciones diferentes para cada lado de la cama. Por ejemplo, modificando la rigidez de la base o generando un suave balanceo arriba y abajo, lo que además parece que sirve para despejar las vías respiratorias y reducir los ronquidos.
Y como se trata de relajarte, hay modelos incluso te quitan trabajo porque la cama se hace sola. Desde luego, para algunos este puede ser el mayor avance de la historia.
Electricidad y… dulces sueños
Por otro lado, un grupo de investigadores alemanes está estudiando los efectos de pequeñas corrientes eléctricas (unos 40 hercios) en un cerebro dormido. Aseguran que estos estímulos generan “agradables sueños lúcidos y vívidos” que pueden mejorar la experiencia del descanso. Así que no solo dormiríamos bien, sino que despertaríamos felices. Quizás parezca un poco drástico el método “un chispazo anti pesadillas”, pero bueno… lo que sea por dormir a pierna suelta y sin sobresaltos.