Hace ya casi tres años, una de las personas que forman EVO nos dio a conocer al resto del equipo la enorme labor de la fundación Theodora, una entidad social que cree en el valor terapéutico de la sonrisa y que trabaja cada día para llevar alegría, diversión y energía positiva a cientos de niños y adolescentes hosptializados.
Desde el primer momento buscamos maneras de colaborar con ellos y hoy estamos muy orgullosos de lo conseguido: más de 75.000 minutos de sonrisa que han hecho más agradable la estancia de 5.500 niños en toda España. Este año sumaremos 12.000 minutos más a nuestra colaboración, pero hoy no queremos hablar de eso, sino de la bonita historia que hay detrás de Theodora. Por eso le hemos pedido a uno de sus fundadores, André Poulie, que nos cuente cómo empezó todo…
A día de hoy la fundación Theodora está presente en 150 hospitales de 8 países y cuenta con 208 artistas hospitalarios. Háblanos del principio, ¿cómo nace la Fundación Theodora?
Cuando yo tenía 10 años, tuve un accidente doméstico muy grave, y tuve que estar hospitalizado 6 meses. Todo esto sucedió en los años 70, cuando en Suiza prácticamente no había autorización de visitas de familiares en los hospitales pediátricos.
Tanto para mí, como para otros niños hospitalizados las visitas de mi madre eran fuente de alegría y momentos de evasión del aburrimiento, la soledad y el miedo.
Cuando mi madre falleció en 1992, mi hermano Jan y yo decidimos hacer un homenaje a nuestra madree y hacer que su alegría de vivir y energía positiva permaneciese viva con el paso del tiempo, por eso decidimos crear la fundación.
¿Queda muy lejos 1993? ¿A cuántas personas habéis llevado sonrisas a lo largo de estos años?
En España Fundación Theodora empezó a trabajar en el año 2.000. A día de hoy tenemos presencia en 20 hospitales y contamos con la presencia de 30 Doctores Sonrisa. Desde que iniciamos nuestra andadura en España hace 16 años, hemos visitado cerca de 500.000 niños.
En los 23 años que Fundación Theodora lleva trabajando, hemos visitado cerca de 4 millones de niños a nivel mundial.
¿Cómo definirías a la Fundación Theodora? ¿Qué crees que es lo más especial que define vuestro proyecto?
Fundación Theodora es una fuente de alegría, evasión y aventuras para los niños hospitalizados. Lo más especial de nuestro trabajo es apoyar el instinto del niño juguetón y alegre en momentos en los que a veces la vida pende de un hilo. Trabajamos por el bienestar de los niños hospitalizados y sus familias, y contamos con un equipo de profesionales muy comprometido que ponen inteligencia, empatía, comprensión y cariño en su trabajo.
Háblanos de los Doctores Sonrisa ¿cómo son las personas que están detrás de las batas blancas?
Nuestros Doctores Sonrisa son artistas profesionales, con mucho talento y sobre todo habilidad de observación. Cuando entran en la habitación deben comprender cada tipo de situación, improvisar y adaptarse a los distintos grupos de edad de los niños que visitan. El objetivo es cambiar la atmósfera que se encuentran en la habitación y “abrir una ventana de aire fresco”
Los Doctores Sonrisa crean un mundo imaginario en el que el niño puede ser lo que sueña ser, y en él puede ir donde quiere ir.
El personal sanitario también valora y agradece mucho nuestro trabajo, ya que al estar los niños más relajados se pueden concentrar mejor en su trabajo.
Solo para intranet. Empleados . También sois testigos de una realidad muy complicada, ¿Cómo hacen los Doctores Sonrisa para digerir emocionalmente las situaciones que ven cada día en decenas de familias?
Es cierto que los Doctores Sonrisa trabajan en entornos en los que hay mucha tensión y las emociones están a flor de piel. Hay un lado muy gratificante cuando su labor reconforta a las personas y contribuye a desdramatizar situaciones difíciles.
Pero también somos conscientes que presenciar el sufrimiento de niños enfermos y sus familias de forma continuada afecta a la faceta emocional de cada Doctor Sonrisa. Por eso somos muy cuidadosos a la hora de seleccionar a los artistas y establecemos como requisitos que tengan otras actividades artísticas en entornos no estresados. Además, como norma, no planificamos a los artistas más de 4 o 6 tardes de trabajo en el hospital al mes.
Se dice que cada cultura entiende el humor de una manera. Vosotros, que hacéis reír a niños de ocho países, ¿cómo definirías el humor de los niños? ¿Qué es lo que más les hace reír?
Creo que el mundo de los niños no tiene fronteras, y los Doctores Sonrisa tampoco.Ya sea en Hong Kong, Manchester, Minsk, Estambul, Madrid o Canarias, los niños se parten de risa por tonterías.
Cuando se trata de humor sin embargo, tenemos que ser cuidadosos con los aspectos culturales. Hay bromas o temas que hay que evitar en ciertas culturas.
Es maravilloso ser testigo de los mismos ojos brillantes y de las caras iluminadas por la sonrisa tanto en los niños como en sus familiares en distintas partes del mundo. Al final, el impacto de nuestro trabajo es el mismo independientemente del país en el que trabajamos.
Esto es lo que hace tan especial a nuestro trabajo, y estamos muy agradecidos a nuestros donantes que nos permiten lograrlo. Nos gustaría dedicar esta alegría que nos habéis ayudado a generar en los hospitales a vuestros clientes y a vuestro gran equipo, que habéis hecho realidad que podamos cambiar la atmósfera de muchas habitaciones de hospitales de toda España haciendo más agradable la estancia de muchos niños y sus familias y contribuyendo también a la desdramatización de la situación.
Nos estamos dando cuenta, que los minutos que pasamos con los niños, perduran en el tiempo, “son como minutos eternos”.¡Muchas gracias por vuestra ayuda! Todo el equipo directivo de Fundación Theodora, el equipo de gestión y los Doctores Sonrisa estamos enormemente agradecidos.
¡Gracias a vosotros, Doctores Sonrisa!