Inventos descubiertos por accidente


¿Casualidad o causalidad? Estarás conmigo en que esta es una pregunta que nos acompaña en nuestro día a día de forma permanente, ya que podemos aplicarla a muchos eventos que se dan lugar en nuestra vida cotidiana. Pues como todo en la vida, esta constante dualidad de Casualidad/Causalidad es aplicable a todo, incluido a lo que hoy nos interesa y de los que vamos a hablar, la ciencia.

Existen estudios que estiman que entre el 30% y el 50% de los descubrimientos científicos se dan por unos motivos u otros de forma accidental, o dicho de otra forma, por casualidad. Ya que bien, como ya vimos puede tratarse de inventos que fueron creados con otros fines como la aspiradora o el marcapasos, existen otros que son aún más fruto de la casualidad.

Hoy descubriremos algunos de ellos, ya que a pesar de ser accidentales, siguen siendo Ideas Inteligentes… y de lo más interesantes para tirarte el rollo en el trabajo esta semana, que nos conocemos…

Bendito cliente pesado

En este caso, más que de un invento hablamos de una bendición y es que, ¿a quién no le gustan las patatas fritas de bolsa? Pero todos nos sorprenderíamos si supiéramos que no fueron el invento culinario del siglo, o al menos no es lo que se pretendía. 

En 1853, el chef George Crum, cansado de un cliente que no hacía más que devolver su ración de patatas porque estaban demasiado blandas, decidió cortarlas en láminas finas y sumergirlas primero en aceite caliente y después en sal, dejando entusiasmado al cliente y creando las primeras patatas chips de la historia.

Clásico de nuestra infancia

¿Quién no ha agradecido los cierres de velcro de las zapatillas cuando era pequeño? Pues esto debemos agradecérselo al ingeniero suizo George de Mestral, quien en 1941 tras un paseo por el campo observó como las rebabas de bardana, una planta, se le pegaban a los bajos de los pantalones con tremenda facilidad, lo investigó y ello le dio la idea de crear un cierre de dos lados que sustituyese a otros cierres menos cómodos, naciendo así el velcro.

Pequeñas grandes aliadas

¿Cómo sería la vida sin cerillas? Parece que no, pero hoy día si no existiesen seguro que las echaríamos de menos. Este descubrimiento se le debe a John Walker, un farmacéutico inglés que, en 1826, tras estar manipulando con varillas de madera diferentes productos químicos, intentó quitar un raro bulto que había salido en una de esas varillas. Para su sorpresa, al frotar saltaron chispas, y así nació la primera cerilla. 

Comenzó a venderlas en su farmacia, primero de cartón y luego de madera, pero no decidió patentar el hallazgo, porque según sus propias palabras “era un descubrimiento de la humanidad”. Algo que no impidió que otros lo hiciesen por él y se llevasen los beneficios, pobre John.

Esperamos que te haya gustado este post. Puedes dejarnos saber en los comentarios cuál ha sido el que más te ha sorprendido. Pronto volveremos con más ideas inteligentes.

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